Seré eternamente feliz, si aunque me haga llorar un poquito, toda la vida aparecen derrepente recuerdos contigo. Si de la nada y luego cerrando un poco los ojos, y forzando esos recuerdos que a veces me son tan difíciles tener, veo esa calle que caminamos tantas veces que me fuiste a buscar al jardín, esa que está perdida en un pasillo en grecia y caminamos hasta tu casa, donde había un auto viejo que tu ya no manejabas, y donde mis manos de menos de cuatro años jugaban con chinitas en tu jardín.
Esa misma distancia que caminabamos paralelamente más arriba en grecia, cuando también me ibas a buscar al Pancho y nos subíamos a esa micro amarilla para llegar a tu nueva casa.
O oírte cantar, tararear, como hiciste con todas nosotras - y daniel - mientras ibamos de la mano rumbo al Unimarc o la feria.
Tarará a y la frase del tango.
martes, febrero 03, 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hay cosas tan cotidianas que terminan grabandose a fuego en nosotros. Las cosas más simples pueden ser los mejores recuerdos...
Saludos
Publicar un comentario