miércoles, septiembre 28, 2016
Estas últimas mañanas me he despertado, medio domida ir rumbo al baño y tener los mismos recuerdos sensaciones cada día. Será que la rutina me lleva a una de las pocas que tuve este año que pasó, será que ya pasó un año. Me dan ganas de abrazarme las piernas y recordar más. De enfrentarme al calor húmedo mientras cruzaba esa obscura sala de párvulos vacía, media dormida. El sapo. El inodoro en el piso. La ducha fría para despertar. Comenzar a oír pequeñas risas y gritos afuera. Abrir la puerta, dejar entrar la luz y con ella esas sonrisas y miradas curiosas, esas diminutas personas que te mataban de ternura al verlos por montones tirados en el suelo durmiendo. Las madres y padres en moto, los niños en moto, el desayuno ensalada, Lucie, Alex y Simon. UF, ese sabor a coco y hoja de plátano ahumada. El barro después de las inundaciones, estar descalzo. Agua, manos, manos, manos. Preparada, un, dos, tres a repetir sin fin. Good morning children, Sàwatdii Ká!
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